Bajo nuestro habitual formato “25 cosas sobre”, habíamos pedido a Pablo Dávila Castañeda, autor de ELLOS ENCANTADOS, que entrevistase a la protagonista de su novela. Parece ser, sin embargo, que Carmen ha tenido algunas dificultades para adaptarse al formato, por lo cual os brindamos directamente la transcripción completa de la conversación entre biógrafo y biografiada.

PABLO DÁVILA – Carmen, ¿estás lista? Necesito que contestes muy rápido, sin pensar demasiado las respuestas, la editorial necesita que destaquemos tu lado más desconocido en 25 titulares.

CARMEN – Ay, no sé, Pablo, yo empiezo a estar abrumada con todo esto, desde que me pediste escribir mi historia imaginé que este momento llegaría, pero yo no sé si estoy a la altura. ¿Me van a hacer foto?

– No, no es necesario, con la de la portada del libro y la de Twitter es suficiente. 

– Vaya, pues había ido a la peluquería.

– Venga, Carmen, céntrate, por favor, que todavía tengo que repasar las correcciones, que el libro tiene que entrar ya en imprenta y me está presionando la editorial.

– Bueno, bueno. Pero no te subas tanto, que me recuerdas a mis hijas. Estos jóvenes, siempre con prisas.

– Gracias por lo de joven. A ver, empezamos. La primera es sencilla: cuéntanos un recuerdo de la infancia.

– Ejem… La infancia… ¿Qué es la infancia? La infancia es como una rosa en primavera, como un ruiseñor en la mañana, es esa estrella que todos llevamos en el alma para guiar nuestros pasos, pues una nunca deja de ser niña.

– Carmen, por favor, tenemos que ir al grano, que las respuestas tienen que ir a modo de listado, trata de sintetizar, por favor. Dime una cosa concreta.

– Hijo, perdona, tienes razón, que me voy por las ramas. A ver… Un recuerdo… ¿Vale una jarra de cerámica de Talavera?

– No te preocupes, Carmen, pasamos a la siguiente. A ver, ¿qué tres cosas salvarías de un incendio?

– Huy, hijo, qué pregunta más difícil… Yo creo que el retrato de mi abuelo, que era marino mercante, ¿sabes?

– Creo que me lo habías dicho alguna vez. ¿Qué más?

– Pues quizás el espejo Art Nouveau de plata que tengo en la vitrina, que iba para la Casa Real, ¿sabes? Pero por lo que sea no lo quisieron y mi abuela se lo quedó. Mi abuela era prácticamente de la aristocracia.

– ¿Y la tercera cosa?

– La tercera cosa… ¿Qué digo?… Mmmmm… Bueno, calla, a Rafa, claro. ¿Qué, si no?

– Yo me refería a objetos, imagino que tu marido saldría por su propio pie.

– Ah, pues… Vale, pues dejo a Rafa y me llevo el tocado de la tía Margot, que es de seda auténtica. No, espera, las tijeras de coser, que ya no encuentras unas así.

– ¿Cuál es tu canción favorita?

– En esto no hay duda posible, “El rosario de mi madre”, de Maria Dolores Pradera, que en paz descanse. Yo, porque Rafa no es muy de misa y no tiene ningún rosario que yo le haya dado, pero se la he cantado mentalmente muchas veces. Muchas, muchas veces.

– Un comentario sobre la sociedad actual.

– Yo opino que todo es bonito y que cada uno tiene derecho a ser como quiera, y me gusta la libertad de hoy. Pero a veces me pregunto: ¿es realmente necesario ver las axilas de los hombres por la calle con esas camisetas de tirantes? Es una característica de la sociedad actual que me entristece.

– ¿Y sobre la perspectiva de género?

– Me gustan sobre todo las películas de época, y también las de suspense. He de admitir que el cine español me desconcierta un poco, dicen muchas palabrotas y se oye fatal, parece que los actores no vocalizan. Lo siento, Pablo, cielo, que sé que tú dedicas al cine.

– Tú puedes decir lo que quieras, Carmen. Yo disfruto mucho con mi trabajo, tú no sufras.

– Ya lo sé cariño, que he visto tu web, qué cosas tan bonitas haces. Como casi todo está en inglés, no me entero demasiado, pero es todo precioso. Qué trabajador eres, tienes un gusto exquisito. Y ahora también escritor, si es que eres un renacentista. ¿Vas a escribir más historias?

– Claro que sí, esto es muy divertido.

– Pero no me abandones ¿eh? Que yo todavía tengo mucho que contar. Además, esto de que le hagan a una la biografía es muy terapéutico, porque mira que lo pasé mal cuando mi hija riñó con Rafa. Oye, ¿no crees que deberían llevar mi historia al cine? ¿O a la televisión?

– No vendamos la vaca antes de tiempo, Carmen. Venga, seguimos. Dime algo que no soportes.

– Bueno, no sé, no quisiera excederme… yo respeto todo… Esto… Mmmm… Definitivamente, las camisetas sin mangas en los hombres.

– Confiésanos alguna pequeña maldad que hayas cometido.

– Ay, Pablo, qué apuro… Bueno, venga, me lanzo. Una vez cociné al ajillo al conejo de mi nieta, que se llamaba Robinson. Hijo mío, ¿qué quieres? Es que me daba muchísimo trabajo y Rafa tiene mucho apetito, eso fue como matar dos pájaros de un tiro, economía de escala. A mi nieta le dije que se me había escapado, pero enseguida localizó en la basura los huesos. Es que es como una detectivesa, las caza al vuelo, a mí a veces me da miedo. Ay, esto mejor no lo pongas.

– Carmen, el mundo te tiene que conocer, habla sin tapujos. Pero bueno, dime otra cosa, si quieres.

– Pues, mira, aprovecho para confesar una cosa. Una vez le mentí a mi hija Lourdes, le dije que no podía quedarme con los niños una semana mientras ellos iban a Punta Cana. Y es que Rafa amenazó con irse de casa. Le dije: Lourdes, ¿por qué no os vais a Cádiz o a Oropessa, que también hay playa? Y, como no le gustó la propuesta, le dije que teníamos un viaje comprometido con mi amiga Lali y su marido por la Alcarria. Y, claro, nos tuvimos que pasar una semana en casa con las persianas bajadas y la luz apagada. Y cenar a base de embutido todos los días. Lo pasé fatal, fue un verdadero suplicio, no dormí atormentada de remordimiento. Y otra maldad que cometí fue…

– Suficiente, Carmen, mil gracias. Pasamos a otro tema: ¿te queda algún sueño por cumplir?

– Mi sueño es que mi historia llegue a todas las familias del mundo y a todas las personas para que nadie discuta con sus seres queridos y no tenga que pasar por lo que pasamos mis nietos y yo.

– Olé. Así me gusta, muy bien, al grano. Más: ¿cuál es tu mayor virtud?

– Huy, por Dios, estás dispuesto a sacarme los colores. A ver… pues yo diría que la masa de croquetas, el cordero lechal y el sofrito.

– Eso son recetas, Carmen.

– Ya, cielo, es que es lo que Rafa y mis hijas más me valoran, por eso lo digo. Para mis nietos lo mejor de mí son las natillas con galleta. Sin lactosa, claro.

– Vale. Lo enfoco de otra manera: ¿qué es lo más sorprendente que has hecho en tu vida?

– Sin duda lo que hago ahora, abrir mi corazón en Tuité para poder ayudar al prójimo. La beneficencia y el ganchillo son mis dos grandes pasiones.

– ¿Y tu mayor defecto?

– La preguntita se las trae… Bueno, en fin, mis hijas me dicen que soy adicta al drama, que me imagino que se refieren a que a veces tiendo a la melancolía. Y lo que pasa es que ellas son adictas a la diversión, no he visto gente que celebre más cosas. Y a los móviles y las tabletas y los tacones y los aviones y los aniversarios y al pilates. Dichoso pilates, yo no sé qué tendrá, pero mi hija Lourdes no falta a pilates así se estén muriendo sus hijos. Ay, Jesús, esto no lo pongas. Lourdes, tesoro, te quiero.

– Un lugar donde ir.

– La terraza del Ritz. Vamos mucho con Lali y su marido. Pero, entiéndeme, una vez al año.

– Cuéntanos una pasión inconfesable.

– Me pirra Will Smith.

– ¿Cómo?

– Will Smith, el actor negr…, de col…. El artista afroafricano. Lo encuentro un fenómeno de la naturaleza. Ya está, ya lo he dicho. Y antes de él Sidney Poitier y Denzel Washington. A mí lo africano me va, así de claro. –

– Toma ya, con un par. Te hacía más clásica.

– No te lo había contado antes porque en la novela no venía a cuento. Y porque Rafa se pone tontuelo. Ojalá tuviese él esa elegancia y esa sonrisa. Yo tendría que haberme ido a las misiones, porque antes de casarme yo tenía el sueño de cambiar el mundo y…

– Espera, espera, en relación a eso, ¿qué harías si fueras presidenta del Gobierno?

– Esta pregunta me encanta. Haría que todas las personas del mundo hablasen con sus madres a corazón abierto una vez a la semana por lo menos. Yo he aprendido mucho de resolución de conflictos familiares con el disgusto que tuvimos, tú bien lo sabes. Mira, presidenta no, que es un lío, pero a mí me encantaría ser concejala de cultura, porque aunque claramente lo mío son los asuntos sociales, yo he leído tanto en mi vida y he ido tantas veces al Auditorio Nacional que creo que le prestaría un gran servicio a la comunidad. No me importaría nada, fíjate lo que te digo, pero nada de nada, que ahora que soy una celebridad me reclutara Carmena para el servicio público. Ojo, que yo con Podemos cero patatero, que digo Carmena porque es Madrid; aunque yo creo que esa mujer y yo nos llevaríamos bien. Para empezar, haría un programa de actividades para abuelos y nietos, que ya que nos pasamos media vida con los niños, al menos que haya una oferta ad hoc. Yo soy apolítica, Pablo, yo aprecio a las personas. Por ejemplo, de Rajoy me gustaba su temple, pase lo que pase mantiene la calma. Pero también me gustaba Zapatero, porque aunque era un poco idealista hizo cosas bonitas, como el cheque bebé y… bueno, cosas. Y yo creo que fueron muy duros con él, como cuando se corrió el rumor de que sus hijas son góticas. Que digo yo: ¿qué tendrá que ver el Medievo con ir hecha un adefesio?

– Carmen, por favor, abrevia. No hemos podido acertar más con la editorial, lo de mover la lengua es lo tuyo.

– Ay, por Dios, pero qué ingenioso eres, jajaja… Cómo se nota que eres creativo. Eres un sol. Qué retratos más bonitos nos has hecho en el libro, y esas ilustraciones de nuestros detalles cotidianos. Cuánto te aprecio, Pablo.

– Gracias, Carmen, yo lo he pasado muy bien escribiéndote. Por cierto, has mencionado tu Consultorio sobre disgustos familiares de Twitter, @CarmenEncantada. ¿Te sientes cómoda en las redes sociales?

– Me hace mucha ilusión tener Tuité, me siento joven, ligera, moderna. Y, por encima de todo, útil. He descubierto que Tuité es muy bueno para la sociedad. Al principio pensé que era un videojuego, pero he comprobado que es una ventana al mundo para hacer el bien a discreción. Los hashtags son como mensajes en clave, me siento como Matahari. Anda, ahora me suena el móvil. Ay, Pablo, hermoso, perdona, te tengo que dejar, que me está llamando Lourdes. Esto va a ser para pedirme que me quede con los niños otra vez. Si ya me lo avisó, que tienen una cena muy importante; y, como mañana es sábado, necesitan dormir, así que los niños duermen en mi casa. A ver qué dice Rafa… ¿Ya hemos llegado a las 25 cosas?

– Sí, tranquila, cógelo. Yo creo que ya tenemos material suficiente…

FIN.

Bueno, lo hemos intentado…Si depués de todo esto, todavía os quedan dudas, recordad que podéis escribir a Carmen en su «Tuité»: @CarmenEncantada

¡Ah! Además Carmen nos ha dejado sus canciones favoritas en una lista de Spotify:

ELLOS ENCANTADOS